Calmar los nervios
Nuestros nervios como cuerdas que se tensan.
“Tú si te agobias, no te agobies.”
Anónimo
El Círculo de Seguridad
Nuestros hábitos, nuestras rutinas mentales, nos mantienen en un círculo
de seguridad.
Este círculo de seguridad permite que no se disparen nuestros nervios.
La familiaridad de nuestras acciones diarias crea un entorno predecible y
estable, donde nos sentimos a salvo y seguros.
Es en este espacio donde nuestra mente encuentra paz y nuestros cuerpos se
relajan, lejos de la incertidumbre y el caos.
El desafío de lo inhabitual
Sin embargo, todo lo que escapa a nuestro control, lo inhabitual, nos
produce un estado que necesitamos calmar.
Las situaciones inesperadas, los cambios bruscos y lo desconocido pueden
desestabilizarnos profundamente.
La mente humana, siempre en busca de patrones y regularidades, se ve
forzada a enfrentarse a lo imprevisible, desencadenando en nosotros una
tensión nerviosa.
La tensión nerviosa
Sentimos nuestros nervios como cuerdas que se tensan.
Y, en ocasiones, pensamos que se puedan romper; que no puedan aguantar la
tensión en que vivimos.
Es una sensación física y emocional que nos invade,
manifestándose en
inquietud e incluso en síntomas físicos
como dolores de cabeza o de
estómago.
La acumulación de tensión puede llevarnos al límite, haciéndonos sentir
frágiles y vulnerables.
La necesidad de aliviar la tensión
En esos momentos, necesitamos aliviar dicha tensión de
alguna manera.
Encontrar mecanismos para calmar los nervios se convierte en
una prioridad.
Es crucial encontrar formas de reconectar con nuestro círculo
de seguridad.
Estas estrategias nos permiten recuperar el equilibrio, calmar nuestros
nervios y restaurar nuestra sensación de bienestar.