Controlar la ansiedad
La tensión nerviosa se esconde dentro de nuestras expectativas
“Ansi es la edad, incontrolable.”
Pepe Riquelme
La silenciosa tensión nerviosa
La tensión nerviosa se va haciendo sorda y parece no estar, pero sabemos
que, en silencio, permanece en nosotros.
Es una presencia constante, una especie de ruido de fondo en nuestra mente
que nunca desaparece del todo.
Aunque intentemos ignorarla, aunque la vida cotidiana la disimule, esta
tensión sigue ahí, latente, esperando el momento oportuno para
manifestarse de nuevo.
La desbordante ansiedad
Si en esta situación ocurre algo que desmonta nuestras expectativas, nos
inunda la ansiedad.
Esa calma aparente se rompe y nos encontramos sumergidos en un mar de
inquietud.
Las sorpresas y las decepciones actúan como desencadenantes, amplificando
nuestra tensión hasta convertirla en una sensación abrumadora.
La ansiedad se convierte en una respuesta automática, una reacción
desmesurada ante la incertidumbre y el cambio.
El miedo paralizante
Ya no creemos que podamos, dudamos de lo que antes ni
nos planteábamos.
Sentimos miedo, un miedo que nos paraliza y no nos permite vivir como
habíamos vivido hasta ahora.
Este miedo es profundo, nos invade y nos detiene, impidiéndonos actuar con
la confianza y la seguridad que antes teníamos.
Nos convertimos en prisioneros de nuestras propias dudas, atrapados en un
ciclo de autolimitación.
La duda permanente
La ansiedad se convierte en una duda permanente: Y si…
Y con ello, sentimos inundarnos de un temor que no hace más que recordar
nuestra sensación de incapacidad.
Cada "y si..." es un recordatorio constante de nuestra
fragilidad percibida, una barrera mental que nos impide avanzar.
Esta duda constante erosiona nuestra autoestima y nos hace sentir cada vez
más pequeños y vulnerables.
El deseo de control
Y en todo ello, queremos controlar la situación. Controlarla o evitarla en
última instancia.
Pero, ¿por qué no renunciar a toda posibilidad de control?
De controlar,
¿qué?
Nuestra búsqueda desesperada de control es, en sí misma, una fuente de
tensión.
Intentar dominar cada aspecto de nuestra vida es una tarea imposible y
agotadora que solo aumenta nuestra ansiedad.
La magia de soltar
Cuando soltamos nuestra importancia personal y dejamos que lo que tenga
que ser, sea, algo mágico ocurre, algo cambia.
Y la luz en el horizonte aparece como una señal de que es posible salir
del agitado mar de nuestra ansiedad.
Al aceptar la incertidumbre y liberar nuestro deseo de control,
encontramos una nueva perspectiva.
Esta aceptación nos brinda una paz inesperada y nos permite ver soluciones
y oportunidades donde antes solo veíamos obstáculos.
La magia de soltar es la clave para encontrar la calma y la claridad en
medio del caos.