Superar la depresión
Mirarse y aceptar lo que somos en ese mismo instante.
“Si estás deprimido, estás viviendo en el pasado. Si estás ansioso, estás
viviendo en el futuro. Si estás en paz, estás viviendo en el presente.”
Lao-Tse
La sombra de los deberes no propios
La sombra de los deberes no propios llega un momento en que nos engulle.
Las demandas y expectativas externas crecen a tal punto que invaden cada
rincón de nuestra vida.
En esta oscuridad, nuestra identidad desaparece, enterrada en la
interminable lista de responsabilidades que no nos pertenecen.
La pérdida de color y tiempo propio
Entonces, desaparece nuestro verdadero color y nos convertimos en personas
grises.
La vibrante paleta de lo que queremos realmente se desvanece, dejando un
paisaje monocromático.
Nuestra percepción del tiempo se distorsiona. Perdemos la comprensión de
nuestro propio tiempo.
Cada día se convierte en una repetición idéntica sin significado. Y nos
sentimos desconectados de nosotros mismos.
La devastación de la depresión
Cuando esto ocurre, deviene la depresión.
La ausencia de sentido, la opresión de un vacío constante, el estado de
desesperanza.
Es como si algo dentro de nosotros se rompiera, dejándonos fuera de juego.
Y la depresión se instala, afectando nuestra capacidad de funcionar y de
encontrarse en la alegría de vivir.
El anhelo del pasado
Nos parece que la única posibilidad que tenemos es la de retornar a un
tiempo mejor.
La de buscar refugio en lo de antes.
La de creer que somos en tanto que volvemos a lo que éramos.
Sin embargo, la realidad es otra.
Y el pasado se convierte en una trampa emocional.
En un espejismo que nos engaña; impidiéndonos avanzar.
Las arenas movedizas de la desesperanza
Como si de unas arenas movedizas se tratase, nos vamos hundiendo cada vez
más.
Cuanto más luchamos por regresar a lo que fue, más nos hundimos en la
desesperanza.
La resistencia al cambio y la negación de nuestro presente nos atrapan,
impidiendo cualquier movimiento hacia adelante.
Las arenas movedizas de nuestra mente nos engullen, dejándonos cada vez
más impotentes.
El camino hacia la autenticidad
Salir de ellas requiere mirarse y aceptar que sólo desde lo que somos en
ese mismo instante podemos empezar a ser nuevamente nosotros.
La única manera de liberarse es confrontar nuestra realidad actual y
aceptarla tal como es en el presente.
Este acto de aceptación es un paso crucial hacia la recuperación de
nuestra identidad.
Al reconocernos y valorarnos en el ahora, comenzamos a reconstruir nuestro
ser, encontrando nuevamente nuestro color y nuestro tiempo.
Es un proceso de redescubrimiento y de reencuentro con nuestra
autenticidad.