Psicología clínica infanto juvenil

El reto de tener hijos.

Desafíos en la crianza: Niños inquietos y temerosos

Los niños inquietos y los niños temerosos son los que actualmente dan más quebraderos de cabeza.


En un mundo cada vez más acelerado y complejo, estos niños a menudo destacan y llaman la atención, generando preocupación y estrés tanto en sus padres como en sus educadores.

La necesidad de comprensión

Los llamados niños difíciles exigen y reclaman nuestra comprensión hacia la causa de sus problemas.


Es esencial entender que su comportamiento no es simplemente un desafío o una rebeldía sin sentido, sino una manifestación de necesidades y emociones subyacentes que requieren atención y empatía.

El niño que llama la atención

El niño que llama la atención se convierte rápidamente en un caso.


Su conducta disruptiva o ansiosa puede ser etiquetada rápidamente, llevándolo a ser visto como un problema a resolver en lugar de una persona a comprender.


Esta categorización puede agravar aún más la situación, haciendo que el niño se sienta incomprendido y aislado.

La impotencia del adulto

Pero, ¿es el niño realmente difícil o es el adulto el que se va volviendo cada vez más impotente ante la situación?


A menudo, la percepción de un niño como difícil refleja tanto las limitaciones del entorno adulto como las del propio niño.


Los adultos pueden sentirse desbordados y sin herramientas para manejar comportamientos que no encajan en los moldes tradicionales de una conducta esperada.

Inseguridades ocultas

Dar respuesta a las inseguridades que se esconden tras los síntomas de estos trastornos infantiles nos ayuda a acercarnos a la comprensión de las dificultades del niño difícil.


Las conductas inquietas o temerosas a menudo son expresiones de miedos y ansiedades profundas.


Identificar y abordar estas inseguridades puede ser clave para ayudar al niño a encontrar estabilidad y confianza.

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